martes, 26 de abril de 2011

Volver

Ese maldito dolor en el pecho... ¿Esta mente vuelve a tener recuerdos? ¿Este corazón ha vuelto a latir? Venga no lo creo, las pastillas suprimieron mi capacidad de pensar, el corazón se lo regalé a la psiquiatra para que sintiera ella por mi y las palabras que tenía que escribir me las tragué y las vomité después de tomarme unas cuantas cervezas.
¿Sigo siendo la misma? Ya casi no lloro, ya casi no siento, ya no hago cosas extrañas, ya no pienso como antes. Creo que he cambiado, no sé si para mejor o para peor. Pero he cambiado.
Antes quería romper todo que lo que me hacía mejor para no cambiar. Quería seguir siendo la misma niña de siempre con las tristezas de siempre. No quería avanzar, quería el amor que siempre soñé y nunca conseguí, los problemas con mis padres que nunca terminé de aclarar, las heridas de mis brazos a las que no puse betadine para cicatrizar... Y ahora ¿Qué? Eso que llamaba amor no existía en realidad, el amor es otra cosa y se vive con una sonrisa. Los problemas se hablan y se aclaran, y si no se pueden solucionar no merece la pena llorar por ellos. Y las heridas han cicatrizado y la verdad que no he visto marcas por ningún sitio así que puede que sean mis amigos lo que me echaron betadine a hurtadillas.
Eso sí, no sé si es por ello por lo que me he puesto a escribir pero ya no me siento especial, nunca he formado parte de la masa. Tenía mi forma peculiar de vivir la vida, nunca formando parte de ningún grupo y con mi vida independientemente ilógica. No entiendo si curarme la cabeza implica ser como los demás, porque entonces prefiero ser loca y especial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario